De nuevo he sentido como el fuego me quemaba por dentro, mi estómago ardía y mi pecho parecía que iba a explotar. De nuevo sentí palabras que, a ciencia cierta, sabía que eran mentira pues, me sonaban a sirenas lejanas con su embriagador cantar...es tan dulce y placentero, se siente uno tan bien en el abrazo de su engaño, de sus tiernos acordes... me apena pensar que no es real, que el corazón, iluso, deseoso de obtener su secreto, quiere creer que es cierto y que, sin embargo, la razón y el instinto saben que no es verdad.
Cansada estoy de híbridos de Don Juanes de Marco y Perros del Hortelano, que dicen poco de hombres y sí mucho de cualquier mundano ser sin sentimientos. De aquellos que tergiversan las palabras para hacerte caer en su trampa de "te quiero pero, no me das la oportunidad de demostrartelo por culpa de tu absurda incredulidad" poniéndote como obstáculo entre "sus honestos sentimientos" y "tus absurdas desconfianzas" cuando en realidad, sólo eres un instrumento más al que poder usar.
Son expertos maquinando y organizando sabotajes inexplicables, que nacen de la nada más absurda pero que, convierten en castillos inmensos que parecen imposibles de traspasar. Y agotas energías inútilmente en intentos por solucionar problemas inexistentes, porque nacen de su imaginación y te hacen dueña, complice, partícipe y lo que es peor, aparentemente culpable de algo que no es más, que su forma de enredarte en la gran tela de araña que tienen construida, porque no eres la única que ha caido en sus redes y deben repartir su tiempo con cuidado de que no se crucen las presas y puedan entre ellas sacar conclusiones que no convienen.
Gañanes que aparentemente parecen caballerosos y que pronto dan sus taquitos de cal y arena, disfrazando con engaños, envolviendo con bonitas palabras la gran decepción que te llevarás después.
Abogados del diablo aquellos que cayan la mala saña, aquellos que permiten que esto pueda pasar, que el que hace daño es porque una vez fue herido...pero el "ojo por ojo" no era para que lo pagasen los que vinieran detrás, sino el que cometió el agrabio, aunque, es bien sabido que, acaban pagando siempre justos por pecadores.
Cansada estoy, conozco unos cuantos ya y me estoy haciendo una experta en este tipo de especímenes que no me dejo de cruzar, cada uno con sus características propias pero, con otras muchas que poseen por igual como su gran ego al que necesitan constantemente alimentar, su sensibilidad suprema ante palabras sinceras o que puedan comprometer un poco más allá del punto al que se hayan planteado contigo llegar, su gran verborrea y eficaz retórica para tergiversar, enfocar en tí el punto de mira y dar la vuelta a la tortilla sin que apenas lo puedas apreciar. Aunque aún no sé si dar las gracias o no, por esta oportunidad...de todo se aprende y cada día cuesta menos detectarlos con la información que se va acumulando en el radar. Mientras tanto sigo aprendiendo, siguen dándome lecciones, a veces sintiéndome absurda por no haberlo visto llegar, otras de su mediocridad y quizás no tan buena elocuencia con las patrañas que te pretenden regalar, de cómo cuando uno va de frente se pega las hostias primero y de la vulnerabilidad a la que estas expuesto si vas en la mano con la verdad.
Sí, quizás se lo agradezco, es una forma dolorosa pero no menos válida de aprender a valorar lo que no se les parece, quizás así mañana sepa a ciencia cierta que el que merezca la pena la merece porque se lo ganó con creces.